Ganó Argentina y sigue en el mundial

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Por: Federico Jelic
ESPECIAL DESDE SAN PETERSBURGO

De las peores películas de suspenso que vivió Argentina. Un capítulo al borde de un ataque de nervios, lejos de su  mejor versión, el combinado nacional derrotó con lo justo 2 a 1 a Nigeria y sigue con vida en Rusia 2018. La ansiedad superaba el ambiente en el Krestovsky Stadium en San Petersburgo, donde el día soleado había amanecido con cielo celeste y blanco y calor, pero en la cancha hubo nubarrones que presagiaron la peor tormenta. Dentro y fuera de la misma.

Hasta que desahogó llegó a falta de cuatro minutos para el cierre, de la mano de Marcos Rojo, con un estruendo del público argentino que fue amplia mayoría que celebró a rabiar la sufrida clasificación. Pero antes de eso, hubo un parto.

Quedaban pocos minutos y dentro de la cancha no se mostraban signos de reacción, pero apareció como una epifanía en el área Rojo y terminó certificando el pasaporte a los octavos de final, donde espera a Francia, en Kazán. Mientras tanto, las gargantas siguen rojas por el grito de gol, de aquel defensor que ya había dicho presente en la red ante Nigeria pero en Brasil 2014.

Pero más allá de eso, hay que dividir el juego en dos etapas. Una con mucho coraje, buen trato de balón y valor agregado en la marca y la otra con una fragilidad mental que asusta. El complemento mostró lo peor de un equipo sin ideas ni capacidad de reacción, ni con capacidad de romper líneas de un limitado pero fuerte equipo nigeriano. El gol de los africanos de penal, tras la falta innecesaria de Mascherano, dejó el alma por el piso a todos. Dejó la peor imagen.

Hasta el gol de Rojo, nada parecía cambiar. Y eso que en el primer capítulo Argentina había llegado al pico de desempeño a lo largo de la copa, con circuito de juego a veces sin sorpresa pero con control, con un gol de Lionel Messi que descomprimía la situación, nobleza obliga, gracias a un milimétrico pase de Ever Banega.

Por momento fue su socio pero se fue desdibujando. Un tiro libre en el palo pudo aumentar, pero parece que en el guión de la película de terror que tenía previsto el director para Argentina. Porque el gol de penal de Moses desnudó muchas falencias que se terminan acomodando con el gol de Rojo, quizás supliendo con más sacrificio la ausencia de un plan de juego. Pero que el árbol no tape el bosque.

Higuaín lejos del área, Di María impotente, Messi acorralado y lejos de la zona creativa, nada hacía presagiar que la balanza podía inclinarse para el Río de La Plata. En las tribunas, la histeria era total. Hasta que siguiendo a su corazón Rojo, el ex Estudiantes cambió el destino y logró la clasificación.

Y eso que Rojo estuvo cerca de convertir un penal que el mismo VAR desechó. Jugó con el corazón como se deben jugar estos partidos, tras un centro de Mercado. Los cambios de Sampaoli no fueron del todo claros, con Meza y Agüero, sin embargo, se logró el primer objetivo, aunque Argentina no debe olvidar sus pasajes negativos que cerca estuvieron de darle la peor pesadilla. Aparece en el camino Francia, un candidato de fuste, y ahora no hay lugar al paso en falso. Octavos de final con mirada a Kazán. Allí se escribirá otra historia. Según Sampaoli, hoy comenzó el mundial, por más que en el juego todavía siga quedando en deuda.

 

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